Soy Leyenda

Paul McCartney estuvo en Uruguay. Saludó, cantó, saltó y bailó, habló inglés y leyó español. Se divirtió. Nosotros también. Su recital, el más grande de nuestra historia, quedará para siempre atesorado en la memoria de las 50.000 almas que lo vivimos.


Paul McCartney en Uruguay
Caos en los Abitab para conseguir entradas, muy caras para nuestro país, cambios de numeración, cambios en organización, nuevas entradas, que se agotan, que no. Que hay telonero, que no, que es Rada, que es Supervielle, que es Buscaglia. Que Paul llega el domingo de mañana, que el sábado al mediodía, que el sábado de noche. Que se queda en el Sheraton, que en Punta del Este, que si, que no. Todas las incertidumbres y tambaleos de una organización en lo previo muy "a la uruguaya" (mediocre) se apagan apenas el entra en el escenario, vestido con un impecable saco azul que poco le dura puesto, a las 20.55 de esa noche. Los 25 minutos de atraso parecen eternos para este público sorprendentemente exigente, al que le dijeron que el artista tenía una puntualidad inglesa. La organización tenía puntualidad uruguaya, y todo se atrasó, pero en ese momento nadie se acuerda de más nada.

Paul canta "Hello, Goodbye" y ya tiene a su público en un puño. Luego una canción de Wings, Junior's Farm. Saluda a la gente en español con un muy acertado "Buenas noches "uruguashos"", y comienza a cantar "All my loving". En ese momento la beatlemanía se apodera de las pantallas, y de Montevideo, y las lágrimas comienzan a correr como autos de carrera. El sueño se materializa cuando nadie lo imaginaba. El sonido beatle copa el estadio, y el corazón, y la memoria. McCartney brinda un show perfecto, de alto contenido sesenta y setentista, con muchos tracks de Wings reproducidos impecablemente por la sensacional banda que lo acompaña.

El resto es pura emoción en cada nota. Paul deja uno tras otro instrumento, pronto para tocar el próximo. Sube el escalón. Se sienta al piano. La ovación se hace incontenible. Clásico seguro. Empieza "The long and winding road". Otra vez las lágrimas. Otra vez la emoción. Montevideo comienza a comprender la leyenda. El viejo Paul otra vez haciendo historia. Y todo parece tan fácil, tan sencillas parecen salir las notas del piano, y las palabras de su boca. Tan sencillo mueve la fibra interna de cada uruguayo en cada rincón del Centenario. Algunos piensan en algún ser querido que ya no está, que le prestó o dejó como herencia un disco, al viejo, a la vieja, al tío. Ya no es solo música. Es memoria y sentimientos, con música de fondo.

Con un público tan "tibio" como el uruguayo, el artista debe tratar de calar hondo para que la gente se pare y empiece a bailar. Eso es sencillo si ese artista es Paul. Suenan los primeros acordes de "Ob La Di Ob La Da". La "tonta canción" hace parar a todo el estadio, que acompaña con palmas y baile. Después de eso ya nadie se vuelve a sentar. La avalancha de hits se hace incontenible y la espectacularidad del show también. El público ovaciona "A day in the life" y "Give peace a chance" originales de John, y casi sin respiro, el piano de McCartney empieza a cantar "Let it be", marcando que el final está cerca, aunque aún falten algunas canciones. Luces de celulares y encendedores se prenden como si las estrellas hubieran caido sobre el estadio, y el cielo estuviera en la tierra. Y eso es lo que está pasando para mucha gente. "Live and let die" impresiona con su pirotecnia y crea un impacto escénico increíble. Hey Jude vuelve a bajar las estrellas y hace cantar a todo el estadio. Gran comunión entre el artista y su público, que cantan juntos toda la canción. Felicidad total. Una corta despedida y a esperar el bis. Nadie se mueve. El genio vuelve al escenario con una bandera de Uruguay y otra de Inglaterra. No podía faltar "Yesterday". Todo el Centenario vuelve a cantar, sepa o no inglés. Un puñado de canciones y luego otra retirada y otra vuelta, otro puñado de canciones, "Helter Skelter" entre ellos. Quizás el público no lo entienda pero alguno sí, y cante toda su letra absolutamente compenetrado. Paul anuncia que llega el final. Adiós muchacho, adiós niño, adiós señorita. Otra vez el piano, "Golden Slumbers", "Carry that weight", " The end" y el fin. La lluvia de papelitos sabe a vacío enorme, que hace 30 segundos era felicidad.

Paul con la bandera de Uruguay
Montevideo fue testigo de una leyenda, gran parte del camino que recorrió el rock y la cultura desde la segunda mitad del siglo XX estuvo en nuestra ciudad, y nos movilizó de la mejor manera, que quedará atesorada para siempre en el corazón de miles de uruguayos, que hayan estado a 3, 10, 30, 50 o 100 metros, estuvieron ahí, y fueron felices.


SET LIST:  http://t.co/ijYJFjXg

1 comentario:

  1. Muy buena reseña amigo! La verdad un setlist de McCartney muy completo, para todos los gustos y debo decir que finalmente me convencí que Paul es un auténtico "rockero". Durante mucho tiempo creí que sólo le gustaban los boleritos y el jazz para viejas gordas. Y con respecto al público uruguayo, le faltó entusiasmo y emoción en muchos temas, inclusive me pareció escuchar a John Lennon gritar desde el cielo: "Los de la tribuna que aplaudan, los que están aquí adelante bastará con que sacudan sus joyas" Hasta la vista!

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