Chau Bochinche, Hola De la Cruz (Soy la morsa)

Fueron 38 años. 38 años de alegrías, de juegos, de diversión. Fueron 38 años de premios, de clásicos animadores, de clásicas publicidades que también tenemos en el recuerdo. 38 años, y no llegaron a 39(por suerte).

La semana pasada Cacho de la Cruz anunciaba que entre él y la dirección de Teledoce habían decidido poner fin al clásico ciclo "Cacho Bochinche". La noticia tuvo reacciones de diverso índole, yendo desde las profundas tristezas que generó la nostalgia de quienes lo habían visto cuando niños, hasta las alegrías extremas de los férreos "opositores" de Cacho y su séquito. Es que Cacho es así, como todos los personajes populares y controvertidos, tiene fans y detractores. Que algo tiene o tuvo es sin duda cierto. Quizás fue el talento y el empujón inicial junto a Alejandro Trotta, para luego gozar del privilegio y el favor del canal ante otros jóvenes y más talentosos competidores, o quizás la venta de publicidad, imprescindible para sobrevivir en los medios en Uruguay, que Cacho siempre manejó como nadie. Lo cierto es que el Imperio de la Cruz se mantuvo durante más de 40 años en el medio televisivo. Y hoy, ante el inminente retiro de su figura principal, dicho clan busca opciones para mantener su participación en la grilla del "canal de la familia".

Se habla de Laura Martínez ocupando el espacio vacío y haciendo un programa infantil diferente (pero seguramente análogo). Esta opción deja a Cacho en inmejorable posición para seguir controlando la programación (y sus canjes publicitarios) cómodamente desde el living de su casa. Tampoco perderá la parte del domingo, pues "La cantina de Chichita" seguirá saliendo en 2011. Pero el plan más complejo y macabro de Cacho toma forma en otra figura que silenciosamente y desde otro ángulo está levantando otro sector de la audiencia en forma de cápsula "joven" e "innovadora". Su más temible creación, quién pasó toda su vida al lado de él formándose y adquiriendo habilidades para distinguirse, y finalmente, por supuesto, heredando sus jugosos canjes de publicidad, y más importante ( y distintivo) el apellido del éxito.

Maxi de la Cruz arrancó en televisión gracias a su padre, por supuesto, hace ya 20 años, como conductor de "El club de las Tortugas Ninja", el dibujo animado de moda en ese momento. Siempre bajo la tutela de Cacho, fue adquiriendo notoriedad en su trayectoria a través de diferentes programas, entre los que se destaca "Maxianimados", programa que siempre absorbió la audiencia de "Cacho Bochinche" al ser emitido luego de este. Luego participó en "El teléfono", "Plop", "Guau" y también en el legendario "Show del mediodía" y "Telemental". Luego de varios años de televisión al lado de su padre, Maxi hace la separación definitiva con el espectáculo "Maxi solo stand up" en el 2009, que se convertiría en un enorme éxito de taquilla en Uruguay, y sería interpretado en Buenos Aires, llamando la atención del productor Aníbal Pachano, quién lo contrataría para su próximo show teatral en la calle Corrientes.
A partir de ese momento Maxi comienza a forjar una carrera divergente de la sombra de su padre, replica y refuerza su trayectoria en las tablas con la segunda parte de "Maxi solo stand up", se va a vivir a Buenos Aires, y para 2011 encara un proyecto televisivo en Uruguay llamado "Los comediantes" en el que mediante casting se presentan diferentes personas para hacer su propio monólogo de stand up. Luego de 20 años, Maxi alcanza el reconocimiento del público, pero sigue siendo un De la Cruz, y aprovechará en su favor la distinción.

Mientras tanto, el clan Cacho sigue vigente, ahora de nuevo ocupando horarios centrales en la televisión, records de taquilla en los teatros y vendiendo como nunca su apellido al mejor precio posible. Eso, y el mantenerse a tope de la elite artística del Uruguay por casi 50 años, es un mérito de quien supo aprovechar todas las ocasiones, con mayor y menor costo ético, para poder tener un lugar en los medios de este país. Hay algo seguro. En el castillo de la suerte de la vida, Cacho supo manejar la situación a su favor, tanto si le tocaba la tele o el chancho...

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